Cuando entró a su casa, al ver tremendo alboroto entre objetos y vidrios rotos, dejó las llaves caer al suelo. No comprendía lo que había sucedido, de pronto la vió.
Su hermana yacía inmóvil en el suelo frío del pasillo, apoyada contra la pared con los ojos abiertos, perdidos, con sus pupilas aún bien contraídas y una respiración acelerada pero casi imperceptible.
Atónita corrió hacia ella pensando lo peor... pero aquellos escabrosos acontecimientos permanecían frescos en la profunda conciencia de una mente perturbada.
La sacudió unos instantes, hasta que logró reincorporarla, ella cerró sus ojos dejando caer unas lágrimas en silencio, se levantó del suelo, secó rápidamente sus mejillas y comenzó a levantar todas las cosas que estaban tiradas por el suelo como si nada hubiera sucedido.
Recién llegada seguía sin comprender, nadie saciaba sus dudas, pero la mirada perdida y errante, junto con una sonrisa escalofriante de su hermana la aterraban, y comenzaba a comprender...
Entonces un crujido se hizo sentir en su espalda, al caer vió ese ser amado descansar en el suelo embebido en su propia salsa.
Su cabeza rebotaba en el suelo mientras su sentido se desprendía de la conciencia... ahí terminó de comprender... que las traiciones con sangre se pagan.
1 comentario:
Muy bueno, inspira, me haría falta conseguir un poco de esa escencia de escritura, ando con ganas pero no sé qué escribir.
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