Última lluvia torrencial

Tarde de verano llena de oscuridad temprana pronta a un aguacero fulminante,

(se huele la lluvia en el aire)

Ella apura el paso para llegar a tiempo, pero la sensación de una lluvia que todavía no llega

hace que le importe muy poco mojarse.

Ella ama la lluvia, ama la sensación del agua cayendo gota a gota sobre su piel, sobretodo en los momentos de temperaturas extremadamente altas, cual agua cae sobre el fuego de un incendio.

Tranquila, ella avanza baldoza a baldoza, ve como todos buscan refugio, cómo la calle queda, de repente, desolada.

Está sola, camina despreocupada, no presiente peligro, mira sin mirar... canta al son de truenos y relámpagos...

De repente alguien grita: "corré!". Ella se reincorpora y sin saber muy bien qué pasa, corre.

Corre con todas sus fuerzas, corre como si no hubiera un mañana, corre sin saber muy bien a dónde. Ella corre, con un miedo que le funde el alma, pero corre.

En ese punto la lluvia la ciega, no puede ver más allá de su naríz.

Y de pronto: silencio.

Al reincorporarse se ve tirada en el suelo. No comprende qué sucede. No puede moverse, sin embargo se mueve, se desespera por verse tendida, de repente comprende...

Siente en su pecho un cosquilleo eléctrico pero sigue inmóvil.

Los médicos no pueden hacer más nada.

Y entonces ella se va caminando, cantando bajito y desprendida de su otro yo...
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