The truth in front of your eyes

The truth in front of your eyes

sábado, septiembre 30, 2006

Historias de vagón* (V)

Capítulo V

Una charla inesperada.

Frena el tren se sube, se sienta y sonríe, pasó una bella tarde especial, y está contenta.
Con los auriculares puestos ve subir y bajar gente, mientras canta en voz bajita canciones de un compositor grandioso entre sonrisas...
De repente un niño reparte tarjetas con los cordones desatados y la carita triste... Ella acepta su tarjeta y le dice que se ate los cordones para no caerse... pero el fantasma de niño siguió repartiendo sin siquiera mirarla así que ella se pone el auricular nuevamente y sigue mirando por la ventana, cantando bajito y sonriendo. Vuelve a pasar el nene, y le entrega la tarjetita...
Entonces sube un niño en otra estación, con su carrito lleno de cosas, comiendo facturas...
Se sienta frente a ella, con un pie colgando del asiento y comiendo una medialuna, le mira la mochila y le dice: "¿qué cursa?".
Ella (quitándose el auricular del oído lo mira y responde con una sonrisa): "Medicina"
Él, asombrado, indaga: "¿qué es eso?"
Ella, se acomoda para prestarle atención: "Estudio para ser Doctora y curar gente."
Él con una sonrisa y sorprendido: " Aaaaah que bien, no es doctora todavía ¿no?"
Ella con una sonrisa: "No todavía no... "
Él: "Ahh bueno... "
Pasa un niño más grande como buscando algo, apurado... más bien desesperado, diría.
El pequeño lo mira y le pregunta: "¿qué buscás?", el otro no responde y sigue apurado caminando y buscando. El pequeño se vuelve a mirarla mientras ella ve pasar al muchachito, él le confieza: "Yo se lo que busca".
Ella intrigada y en cómplice le pregunta: "¿Ah si? ¿qué es lo que está buscando?".
Él en un tono más bajo, inclinándose con sus pequeñas manitos hacia adelante sigue confezándose: "La bolsita."
Ella más intrigada aún: "¿Qué bolsita?".
Él con cara de pícaro contesta: "Una bolsita con una cosa pegajoza de color amarillo con feo olor, y yo se la saqué, la arrojé por ahí (señalando la ventana) para que no la tenga más... no me parece."
Ella comprendiendo de lo que el niño habla: "Me parece bien lo que hiciste, eso no es bueno. Sos un buen amigo." "¿Te gustan los caramelos?".
Él: "¿qué caramelos?".
Ella: "Sugus y Billiken".
Él: "Ahhh! ¿los masticables? si si! los masticables si!".
Ella, buscando los caramelos en la mochila: "¿Querés?".
Él, con una sonrisa dibujada: "Si."
Ella, extendiéndole los caramelos: "Bueno, espero que te gusten tanto como decís... ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?".
El niño, pensativo, mientras pela un caramelo expresa una sonrisa y contesta: "Policía, para agarrar a todos esos chorros, cagarlos a tiros, hay que matarlos a todos."
Ella con cara de desaprobación: "¿Te parece matarlos a todos? ¿no es mejor meterlos en la cárcel?".
El niño, repensando, contesta: "Bueno... entonces matarlos no, pero pegarles un tiro en el pie para que tiren las armas."
Ella con una sonrisa: "Eso en el caso que tengan armas ¿no?, sinó ¿se merecen que les pegues un tiro?".
ÉL: "Si. Por robar si. Yo después lo que haría es sacarles la plata que robaron y devolvérsela a quien se la robaron."
Ella (entre risas): "Bueno pero pensá que si les pegás tiros después me los traerían a mi y yo los tendría que curar."
El niño sonriendo: "Es verdad, que feo eso... mejor los meto presos."
Ella sonriendo más aún: "Te felicito, vas a ser un buen policía, siempre que hagas bien lo que tenés que hacer."
El niño contento y sonriente, como si se hubiese sacado un diez en la escuela, totalmente esperanzado, ahora sentadito erguido y orgulloso de lo que él cree que será, responde: "Gracias" Ella mirando en qué estación estaban: "¿Cómo te llamás?."
Él contento porque alguien le daba atención, sigue la conversación agradable: "Me llamo Alejandro" y luego le regala una sonrisa a la chica.
Ella sonriendo le extiende la mano: "Mucho gusto Alejandro, yo me llamo Laura."
Él con carita triste porque ve que ella se para y se calza la mochila: "¿ya se va?"
Ella con una sonrisa amable: "si, me bajo en la próxima..."
Él despidiéndose: "bueno... chau" (haciendo el gestito tierno com su manito pequeña)
Ella bajando: "adiós, cuidate mucho ¿eh?" (ya desde abajo saludándolo con la mano)
El tren arranca, ella vuelve a su casa porque su día ya estaba llegando a su fin, mientras el pequeño continúa su viaje a casa, pensando, esperanzado, en un futuro lejano de lo que será su vida de grande.