The truth in front of your eyes

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martes, julio 25, 2006

Historias de Vagón* (III)

Capítulo III

Al pasar...

Sube, se sienta y mira por la ventanilla...
Como perdido mira hacia el horizonte viendo pasar una a una las estaciones... lleva mochila y auriculares. Se ve nervioso moviendo una pierna.
De repente saca un libro de economía y subraya. Nervioso pasa las hojas, como si fuera a rendir examen, mira nuevamente hacia la ventana... y se queda quieto, inmóvil, mirando hacia la estación... cuando el tren para.
Entonces sube ella, simple, arreglada, con mirada dulce... él la sigue con la mirada... y es como si ella le transmitiera toda la tranquilidad que hasta ese momento no tenía.
Entonces se para y le da el asiento. Ella le sonríe y le da las gracias... y él con una sonrisa nerviosa se queda embobado mirándola...
Ella toma asiento abre un libro y lee, con el aura digna de una princesa dulce.
Estaciones más tarde... ella mira hacia la ventanilla, se levanta y baja del tren, y él como hechizado la ve pasar... una vez abajo ella le sonríe, y es allí donde él se da cuenta que era también su estación. Apurado corre a la puerta pero ésta se cierra, y el tren arranca.
Fue el destino que no quiso unirlos, o quizás si... porque el libro que ella leía era también de economía ...

martes, julio 04, 2006

Historias de vagón* (II)

Capítulo II.

Sueños y ensueños...

Lleno de esperanzas, espera el tren en la estación, dispuesto a alegrar caras largas...
No siempre tiene la misma reacción de la gente que viaja, pero él es felíz cantando para los demás con su guitarra, y no pide nada a cambio más que unas palmas y robarle alguna sonrisa a los pasajeros.
Sube, y un par de tipos lo miran de reojo, con cara de "ufa, otro perro que viene a cantar", pero la mala predisposición de algunos pasajeros no lo detiene, es más, lo desafía a intentar revertirla. "cuanto más hostil es el público, más satisfactorios son los aplausos" y comienza a cantar como si fuese la última vez...
La gente anonadada por la voz del pródigo muchacho, se queda atónita mirándolo...
El que tenía auriculares se los quita, y lo escucha atentamente, y tararea al compás de la canción, aunque no la sabe, porque no es conocida.
El que estaba hablando por celular corta, y escucha atentamente con una sonrisa.
Los que estaban hablando se callan y se miran, luego se quedan mirándolo, sonrientes...
Termina de cantar y la gente se queda inmóvil sin poder creer lo que acaba de oir.
Ante el silencio el joven comenta: "Querido público: si les gustó, háganmelo saber con un aplauso"
La gente de pie, comenzó a aplaudirlo, y aquellos que estaban sentados se levantaron a ovacionarlo.
Completamente realizado, agradece y se predispone a descender del vagón.
Un señor lo toma del hombro y le extiende un billete de dos pesos:
"Tomá pibe, no se porqué no pasaste la gorra, como todos..."
El joven con una sonrisa toma la mano del hombre y la acerca al torso del mismo:
"No lo hice, porque la mejor recompensa son los aplausos, la plata va y viene, y no la necesito para ser felíz. En cambio la música me llena el alma, fluye de mí, es un don. Los dones no se explotan, solo se dan a conocer. Gracias igual"
El hombre se quedó parado con la boca abierta, mientras el joven se bajaba, para esperar el próximo tren...