The truth in front of your eyes

The truth in front of your eyes

viernes, junio 23, 2006

Historias de vagón* (I)

Capítulo I.

Juguetes de ensueño.

Viene, se acerca, le da la mano, le ofrece una tarjeta, y sigue repartiendo...
Lento por el vagón va caminando, con sus ojos tristes y sus manos sucias.
Fantasma de niño que trata de ganar monedas para llevar a casa.
"Nene, ¿tenés hambre?" le pregunta culposa una señora elegante de traje azul.
"Si, pero lo que me de, mejor déselo a mi hermanita doña" y la señora con una lágrima en los ojos le extiende un chupetín a la pequeña que se esconde tras los pantalones del hermano, como si él fuese su coraza. La niña con una sonrisa triste toma el dulce, y se acerca a darle un beso, a lo cual la señora reacciona diciendo: "no, está bien, no hace falta". A pesar del rechazo, la niña sonríe y se va detrás de su hermano. En ese momento la señora no pierde oportunidad en decir "qué barbaridad!, como está el país!"
Un joven, sentado frente a la señora, fiel espectador al hecho recientemente acontecido, se para, le da el asiento a una joven, se acerca a la señora y le comenta:
"El mejor regalo que podría haberle dado a la pequeña, no era el dulce, sino un abrazo.", sin más que decir, se acerca a la puerta y se baja del vagón.
La señora baja la mirada, y rompe en llanto. La niña vuelve al escucharla, y sin más le da un beso en la mejilla. La señora la mira y la niña le sonríe. La primera rompe en llanto nuevamente y la abraza fuerte.
Se oye un grito desde el fondo del vagón, era su hermano que la llamaba... la niña vuelve a besarla y va corriendo contenta tras su hermano, para continuar con su recorrido cotidiano.

viernes, junio 09, 2006

Tears no more

¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que te vi?
Muchas cosas pasaron desde que te dejé ir...
De vez en cuando me acuerdo de ti...
Y una única lágrima recorre mi rostro hasta el fin.

Desde entonces me fue difícil seguir...
Pero unas manos amigas me supieron guiar...
Para salir del profundo pozo en el que caí.
Día a tras día trepando fui...
Ayudada por una soga que me tiraba hacia arriba.

A veces llovía y el barro de las paredes
me hacía resbalar unos centímetros hacia abajo
pero esas fuertes manos amigas me ayudaban a ponerme firme
para seguir adelante.

Y entonces así llegó el día,
en que logré acercarme a la cima
otro día más pasó y el último esfuerzo me ayudó
a salir de una buena vez de allí.
Por fin de nuevo arriba, con las luces y los colores.
Por fin de nuevo arriba, con el sol y las flores.
Por fin de nuevo arriba para mirar mejor mi camino,
no volver a caer en ningún pozo, ni tropezar con más piedras.

Entonces me vuelvo a acordar de ti,
pero ahora me surge una sonrisa.
Miro hacia el sol...
huelo una flor...
y sigo caminando despacito por el camino de la vida

Palabras

¿Alguna vez se han percatado de lo poderosas que son las palabras?
Sí, las palabras son muy poderosas mis amigos... tanto decirlas, como no hacerlo. Son sables con doble filo, muy poderosos si son bien usados, y peligrosos si se usan mal.
Cuando elegimos decirlas tomamos riesgos calculados por nuestras mentes, y cuando elegimos no decirlas, puede ser por muchos motivos, pero a veces nos perjudica.
Guardarse palabras puede significar “ahogo” por las mismas, y ustedes me dirán... “¿cómo cuernos es posible ahogarse en un mar de palabras?” a lo que yo respondo: ¿Recuerdan esa fea sensación de nudo en la garganta cuando se tiene una discusión por algo y no se dice todo lo que se siente que se debe decir?
Bueno... ese es un simple comienzo. Uno no se ahoga por no decir dos palabras en una discusión, pero si lo hace, cuando las palabras guardadas se multiplican por millones. Eso hace que somaticemos (¿qué cuernos significa “somatizar”? es algo así como tener efectos negativos en la salud por razones psicológicas, es decir, que nuestro cuerpo reacciona negativamente ante un problema o una situación) y cada organismo somatiza de maneras muy diversas.
Es raro oír hablar a gente de ciencia a cerca de “somatización” pero yo creo que la mente domina al cuerpo, y que si la mente esta mal, el cuerpo también lo estará; simplemente porque todo está conectado, porque el cuerpo humano es una máquina tan simple como extraordinaria, pero que creemos que es tan complicada, que no nos tomamos el tiempo para ver que no lo es.
Volviendo al tema que nos compete podemos afirmar entonces que “ahogarse en palabras” es un hecho, por ende también podemos decir que la gente también puede morir de amor, si, paso a explicar porqué:
Mucha gente cuando pierde a un ser amado (sin importar razón y circunstancia) sufre. Si la persona tiene un carácter relativamente fuerte, también, pero enseguida se repone, de lo contrario puede derivar en “depresión”, como sabrán (o no) la depresión es un estado psíquico que nos conlleva al aislamiento, a veces a no comer, a no dormir, a estar sensible o irritable, a no querer dejar la cama, ni el pijama, eso nos debilita físicamente (como dije antes “la mente domina al cuerpo”, si la mente está débil, el cuerpo también lo estará) lo que nos lleva a bajar las defensas y a pescarnos cualquier enfermedad que ande dando vueltas por ahí.
Una vez enfermos, al tener este estado que hace que no nos valoremos, ni nos importe nada, nos dejamos estar... no consultamos al médico ni nos movemos de casa.
Si lo que pescamos es algo que evoluciona a mal (como cualquier enfermedad que no es tratada) deriva en un estado físico intensivo, que aumenta nuestro malestar mental, lo cual si no se atiende con urgencia, deriva en fallecimiento súbito. Y así es como un simple resfrío puede matarnos. Aunque en realidad somos nosotros quienes nos dejamos morir.
Esa depresión a veces se genera por culpa de las palabras, cuando son utilizadas sin pensar. El no razonar lo que se dice puede provocar heridas de inmensas magnitudes en el interlocutor.
Por eso es que hay que pensar antes de hablar (consejo un tanto difícil de seguir, ya lo se) y hay que saber medir consecuencias, así como también reconocer cuando hablamos de más, o hablamos por hablar. Todos sabemos que como hablar es gratis, a nadie le importa despilfarrar palabras, entonces... ¿Hay que cobrar el lenguaje para que la gente se acostumbre a utilizarlo con propiedad? ¿a tanto hay que llegar?, me parece que si tomáramos conciencia de lo importantes que son nuestras palabras, aprenderíamos a expresarnos correctamente.
Ahora... ¿comprenden la importancia de las palabras?... ¿comprenden porqué hay que saber medir lo que uno dice?

¿comprenden?